Cañón del Infiernillo el edén de los aventureros (guía)

De los 363 km² que tiene Querétaro, más de 3,800 pertenecen a la Sierra Gorda del estado. Enclavado en esta reserva natural está el imponente Cañón del Infiernillo.

El cañón está formado por paredes rocosas que tienen una altura de hasta 400 metros. El sendero es sinuoso en algunos tramos y como resultado de la erosión y el paso del agua se formaron pozas y toboganes naturales.

Por las entrañas de esta formación natural corre el agua de dos ríos Derramadero de Juárez y Sauz de Guadalupe. Los paredones están compuestos por rocas calizas dolomíticas y dolomías brechoides. A veces, dependiendo de las condiciones climáticas, entre las capas de los muros puede sentirse material arcilloso.

Cueva de los muros del Cañón del Infiernillo.
Foto: Andrés Velázquez Laguna para Hagamos Viajes.

Punto de partida

La primera parada comienza en Pinal de Amoles, un poblado nombrado Pueblo Mágico en 2023.

Pinal de Amoles está a poco más de dos horas en auto del centro de Querétaro. Se caracteriza por ser un pueblo minero desde 1606 y por tener clima frío durante casi todo el año.

Está rodeado de cerros y es el punto de partida para adentrarse a la Sierra Gorda. También es el lugar donde puedes contratar el servicio de un guía local.

Tu guía local pone un punto de partida en el pueblo para llevarte a Sauz de Guadalupe, una comunidad que está a una hora con 20 minutos de la segunda entrada al Cañón del Infiernillo. Una vez en la entrada, solo queda seguir las instrucciones del guía, memorizar las señales de comunicación efectiva y equiparte.

Empezar el recorrido por la primer entrada requiere cierto nivel de entrenamiento previo debido a las condiciones naturales del cañón. La recomendación para novatos es, siempre, iniciar por la segunda.

Del lado izquierdo está la Sierra Gorda de Querétaro, del lado derecho una persona dando la espalda vistiéndose con un traje de neopreno.
Foto: Andrés Velázquez Laguna para Hagamos Viajes.

Cañonismo por seis horas

La ventaja de hacer cañonismo es que todo es bajada: saltos, toboganes y rappel. Lo demás es simplemente fluir con la corriente del río y gozar del paisaje. Si tienes suerte, podrás ver algunos milpiés con manchas amarillas que solo viven en bosques húmedos.

Una caminata de 100 metros te lleva al primer rappel de 14 metros de altura, al final, la primer poza te está esperando. A éste lo sigue el segundo rappel de 18 metros de altura. Esto para llegar al primer tobogán de cuatro metros y, por fin, llegar a la segunda poza. Al salir de la poza sigue un rappel de 30 metros de alto, seguido de otro rappel de 10 metros para llegar a un tobogán de 14 metros.

Lo siguiente es una caminata de 100 metros para llegar a otro tobogán de un metro. Toma un respiro mientras nadas al siguiente tramo. Es ahí donde encuentras las pozas de 150 metros y un salto de exactitud. Éste es el más exigente de todos, pues tienes un espacio muy pequeño para saltar y caer en un punto preciso, de lo contrario podrías lastimarte.

Algunos metros más adelante encuentras el refrigerador o congelador, una pequeña cueva que te lleva a una caminata de 150 metros. Siguen más saltos, caminatas y rappel, todo para llegar a la poza más resbalosa de la ruta la poza del jabón.

La travesía termina, dependiendo la temporada, con un rappel de 12 metros o un salto de tres metros de alto.

Nada es lo que parece

En cada salto la primera en aventarse es la mochila. De esta forma evitas cualquier tipo de accidente. Quédate tranquilo que la corriente no se la lleva a ningún lado.

En total, y de acuerdo con los mapas de señalización, son 21 pozas las que hay que atravesar para terminar la ruta. La profundidad de las pozas varía dependiendo la temporada del año. La más acentuada puede llegar a tener una hondura de 50 metros. El sendero es sinuoso y seis horas de recorrido pueden parecer agotadoras, pero no es así.

Entre saltos, equipo, mochila y naturaleza, tu mente está tan ocupada todo el tiempo que no sientes cansancio en ningún momento.

Persona parada sobre las rocas que rodean a una poza en el Cañón del Infiernillo.
Andrés Velázquez Laguna.

La vereda del Cañón del Infiernillo cambia de forma, en algunas partes los muros crean callejones muy estrechos. En otras, la amplitud es tal que parece no tener límite. Es divertido encontrar siluetas en las cuevas mientras gozas del trayecto.

Lo que debes saber antes de ir

Es 100% recomendable ir con un guía local. Ellos conocen bien la senda y están capacitados para llevarte de forma segura por el lugar. Pinal Adventures es una empresa de guías locales certificados que puedes contratar en Pinal de Amoles. También puedes contactarlos y contratar sus servicios por Instagram.

Los grupos de recorrido son reducidos, cada guía puede llevar a un máximo de seis personas, lo que reduce el tiempo de espera entre saltos y pozas.

El lugar donde empiezas el recorrido no es el mismo lugar donde terminas. Tu guía se encarga de llevarte y recogerte en los puntos de encuentro y coordinar con el transporte asignado.

La mejor temporada para visitar el Cañón del Infiernillo es entre febrero y marzo. Aunque muchos, prefieren ir en agosto y hasta principios de septiembre. Todo depende de la llegada de lluvias y huracanes.

Necesitas:

  • Una mochila seca.
  • Ropa interior ajustada.
  • Calzado adecuado -botas de senderismo o tenis que puedas mojar-.
  • Comida.
  • Contratar una agencia certificada que garantice tu seguridad y protección durante la experiencia. Asimismo, que ésta cuente con el equipo necesario para practicar rappel.

El acceso al Cañón del Infiernillo solo está permitido a aquellos visitantes que cuenten con equipo de protección completo. El equipo de protección -cuerdas, casco, chaleco salvavidas y traje de neopreno- está incluido en el costo del servicio que brinda Pinal Adventures.

Pamela Herrera

Soy periodista de viajes y creadora de contenido con más de cinco años de experiencia. Hagamos Viajes es mi revista y mi forma de compartir contigo algunas aventuras. ¿Vamos?

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